Somos las tontas graves

¿Tú crees que todos los problemas que tienen las mujeres son por el género?; seguramente te revolcaste con mil hombres machistas y quedaste traumada; anda a la cocina y deja de reclamar; las feministas son todas feas; ¿y los homicidios de los hombres?, ya, el mundo es machista, ¿qué más vas a decir?: aseveraciones típicas y corrientes que se leen y escuchan, de manera cotidiana, cuando se defienden los derechos de las mujeres y la equidad de género. Aseveraciones cargadas de odio, cargadas de misoginia y plenas de ignorancia. 

En la estructura patriarcal la palabra feminismo es ruidosa, pues contiene la alusión directa al referente: la mujer y, en esta sociedad machista, la misoginia está que arde. Paradójico resulta el hecho de que un movimiento que busca la equidad sea tildado de exagerado/violento/innecesario. Paradójico resulta que, cada vez que hay alguna manifestación feminista o de género, haya un gran contingente policial que pierde su tiempo con creces. 

La constante justificación de los fundamentos feministas por parte de quienes creemos en estos es diaria y agotadora, puesto que el reduccionismo del que es víctima es brutal: solo hablan de menstruación, depilación y de mostrar las tetas. Pues bien, si se ha puesto en el tapete los constructos de belleza tradicionales es porque hay miles de mujeres padeciendo psíquicamente por no condecirse con un modelo de belleza ideal. Si se habla de la menstruación es porque es hora de tratarla como lo que es: sangre, ciclo, proceso, naturaleza. Ay, es que son muy violentas y han instaurado un discurso de odio. Pues bien, vea ud. cuán difícil es justificar todo el día, todos los días del año lo que es justo: la equidad de derechos, un trato digno, el fin del acoso callejero, igual repartición de plazas de trabajo, el fin de la violencia obstétrica, fin a la violencia de género en el hogar, fin a la violencia de los géneros no cis heteronormados y una larga lista de etcéteras.

Hoy no hay datos. Hay mucha guata. Y hay mucha guata porque nos pone los pelos de punta pensar que hay personas que piensan que otras personas tienen menos valor. Nos pone los pelos de punta el saber, certeramente, que hay personas que creen en su superioridad y que esta implica la violencia en sus distintas manifestaciones. Violento es atacar, insistentemente, un movimiento que reivindica derechos. Sabemos que no es el único problema del mundo, pero sí sabemos que es sumamente relevante. Sí sabemos que vale la pena y sí sabemos que seguiremos esparciendo semillas que crecerán menos sesgadas, más libres y más salvajes.

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