NI AHÍ CON TU GORDOFOBIA

"Mírate al espejo, guatona y de ahí opinai", "¿cómo esta gorda no se cuida?", "mira a la guatona feminazi terrible fea".

El cuerpo, el cuerpo de la mujer y su apreciación es objeto de censura y mentira: primero, porque, constantemente se censuran pezones, desnudos y/o mamas amamantadoras, pero no esas pronográficas y luego, porque se miente respecto de él. Se miente descaradamente. Con esas costillas modelo no se puede respirar. Con esos pechos siliconosos no se siente placer. Con esos tacos del terror se deforman y lesionan la columna, las caderas, los tobillos, el alma. La depilación nos duele, nos hiere. Las dietas censuran la vida, el placer, la gula, la comida, qué rica la comida.

El cuerpo de la mujer obedece a un sistema que ha mercantilizado todas las dimensiones de la vida: cremas para humectar, productos para depilar, champús para tener el cabello que no existe, esmaltes de uñas, accesorios de belleza, belleza, belleza que han creado e impuesto tan inteligentemente, que el resultado ha sido deglutido por todos, por todas y pareciera que, sobre todo por todos. Que aprendan en la escuela; no. Que aprendan en la universidad; no. Que lean libros buenos; no. Que se crean el sistema; sí. Que crean que así son las mujeres; sí. Existen esas mujeres de las cervezas, existen esas mujeres de los perfumes con nombres superfluos raros de pronunciar. Pero no, esas no existen. Son un oasis inexistente. Y menos estará disponible para ti cuando tú quieras.

Como producto, el cuerpo de la mujer pareciera ser territorio de todo el mundo. El cuerpo ya no es de la mujer, es de todos, porque todos pueden opinar y porque todos lo pueden tocar, porque los poderes pueden decidir si ese cuerpo que no es de ellos puede o no abortar. Ese poder decide cómo la mujer debe lucir, cuánto debe comer y qué tiene que hacer luego del embarazo. El poder omnisapiente designa características y obligaciones imposibles de lograr, pero que todos dan por sentado. Resulta curioso pensar cómo los mecanismos que el sistema ha impuesto han sido absolutamente penetrados por la cultura y asumidos sin más, porque, bastaría con observar la realidad, compararla con los medios y, voilá... un mar de diferencias.

A partir del cuestionamiento anterior, es de suponer que un cuerpo extra-limitado genere rechazo, pues, un cuerpo fuera del sistema, ese que contraría las reglas provoca ruido, porque resiste. Uno de los ámbitos que más recepciona la misoginia es el territorio del cuerpo de la mujer y un cuerpo no obediente es rechazado, cuando es, en realidad; revolucionario. Y dado que el cuerpo excede los límites del capital; debe ser desechable, como todos los productos de menor valor simbólico. La basura mental y conceptual misógina queda contenida en el cuerpo resistente que no se condice con la norma mercantil explotadora.

Así también otros cuerpos que extra limitan la norma obediente son y serán rechazados: los mutilados, los incapaces, los intelectualmente deficientes (incluso ellos) o los que rebosan de la delgadez extrema de la anorexia que, aunque provocados por el sistema, han sido desechados por el mismo ente. Sin embargo, el de la mujer está en el ojo del huracán, porque es el envase que la contiene por excelencia y no hay más.


Comentarios

  1. Me encanta leerte!
    Saludos, Vivi :)

    PD: no he podido encontrar tu libro en Rancagua, sabes si llega por acá? o lo compro por internet mejor?

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    1. Cami querida, no había leído los comentarios. Lamentablemente no ha llegado a Rancagua y tampoco tiene disponible la venta en línea :( muchas gracias por leerme! En Valpo también está por si andas por ahí (librería En el blanco)

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