El violador eras tú, amigo mío
Tu mejor amigo también puede ser tu violador
Voy a
reflexionar, de manera bastante breve y quizás poco nutrida teóricamente,
acerca de las amistades decepcionantes y/o abusivas que las mujeres han tenido
con algunos amigos-hombres-cis hetero (amigos, de aquí en adelante) y señalo
"algunos" para, ya saben, evitar el no todos bla bla. Y
si digo que es breve y poco nutrida es porque no pretendo citar a nadie más que
la experiencia personal/social de las mujeres y sus amigos hombres. Y esta es
válida. Y es suficiente. Y no requiere de más testigos que nosotras mismas,
pues es bien sabido que las mujeres, a través de esta, han comenzado a
desarrollar una nutrida teoría.
Todas
las mujeres han sostenido alguna relación, que creían fraternal, con algún
amigo que las ha decepcionado. Y por supuesto no me refiero a la decepción que
surge a partir de desacuerdos entre criterios disímiles, sino a aquella que
advertimos proveniente de la coerción masculina. Sea esta para obtener una
recompensa sexual de nosotras, que, en la mayoría de los casos, me parece que
es la protagonista incluso en aquellas relaciones que perduraron durante varios
años o sea para ejercer cualquier otro tipo de poder moral, económico, amoroso,
etc.
La
coerción masculina en el plano amistoso es lamentablemente poderosa, porque es
histórica y atraviesa la herencia del cuerpo mujer a través de
una autoridad difícil de desarticular, debido a que la relación que se
establece entre los participantes de lo amistoso es
aparentemente simétrica, al establecerse entre dos personas que ofrecen su
amistad, generalmente en las mismas posiciones sociales y/o culturales y que
comparten ciertos supuestos sobre el mundo. Es entonces complejo advertir la
asimetría de poder entre un hombre y una mujer que suponen tal lazo de
confianza, pues se dan por sentado ciertos criterios que, por lo general,
eximen las relaciones sexuales y la demanda de afecto físico entre ambas
partes.
Entonces,
cuando se está en una relación amistosa en la que el amigo pretende ejercer una
coerción por sobre la amiga, bastan declaraciones del tipo "tú no eres
así", "debes hacer tal cosa", "debes buscarte este tipo de
hombres" para que se transformen, en realidad, en un ejercicio de
poder, cuando están malintencionadas, pues preexiste un control sobre el
comportamiento proyectado a través de su visión sobre el cuerpo, las decisiones
y las maneras de pensar de las mujeres. Esta coerción es dañina, pues comienza
a ejercer control sobre los dominios de la autoestima, la autopercepción y
otros que se interpretan como consejos genuinos dado que provienen,
desde el lugar del amor, al preexistir una base amistosa amorosa.
Común
es conocer, al menos, una mala experiencia de alguna mujer con
un amigo que, mientras la "cuidaba" intentó darle un beso, llenarle
el vaso de alcohol para emborracharla en la fiesta, tocarla sin su
consentimiento mientras dormía a su lado (o mientras se hacía el dormido) o,
lisa y llanamente, violarla, traspasando así todas las barreras de la amistad.
¿Qué pasa luego de la experiencia traumática?, ¿cómo se enfrentan las mujeres a
tales amigos?, ¿cómo les ven la cara a esos depredadores sexuales, pero amigos
que pierden la memoria sobre sus abusos? y hago estas preguntas porque son
precisamente las mujeres quienes se enfrentan a ellos luego de experiencias que
no tienen nombre, pero que existieron y quedaron en la nebulosa del disfraz de
la amistad, tras la cortina de humo patriarcal que oculta el abuso. Sea sexual
o no. ¿Y ellos?, ¿qué pasa con ellos? como si nada ocurriese, preparan el
desayuno al otro día, prestan apuntes de la clase y siguen tranquilos por la
calle, porque no hicieron nada malo.
A
partir de estas experiencias, se devela al sistema
patriarcal operando bajo sus lógicas de impunidad y goce del poder de un
cuerpo, afecto y tiempo femenino, aspecto también de raigambre neoliberal,
puesto que el consumo de un cuerpo es más valioso para la satisfacción propia
que el consentimiento, respeto y cuidado por un historial amistoso que queda al
descuido de un deseo masculino aparentemente incontrolable que tiene no solo
cabida, sino explicación en el engranaje patriarcal, puesto que un amigo es
también un hombre con sus garantías de comportamiento bien ganadas en el
patriarcado y la tiranía de su propio placer.
Así,
sea la coerción ejercida en el plano de lo sexual o no, el poder y la soberbia
del comportamiento del amigo va a quedar en nuestra experiencia común de ser
mujeres, mas no en las suyas de ser hombres, porque ser un amigo aprovechador
implica, por defecto, la impunidad de sus acciones abusivas dado el sistema en
el que operan. Incluso aquellos amigos conscientes del patriarcado cometen
actos de chantaje, mansplaining y diversos abusos de poder relacionados con
aquellos elementos relevantes para la cultura patriarcal y, es que sea o no el
dinero, sea o no la clase, sea o no la posición económica, siempre, existirá el
abrigo que cubre acciones deshonestas en contra de las mujeres. Quienes se
creen conscientes de sus privilegios sienten que comportarse respetuosamente
con las mujeres basta, como si fuese razón para aplaudirles en la calle y
tenderles alfombras rojas a las entradas de sus moradas. Como siempre, la
experiencia traumática es mochila de las mujeres, cuando son ellos quienes
debiesen cargar con sus abusos históricamente registrados en las huellas del
ser mujer y dejar de disponer de cuerpos ajenos para su propio consumo.
Basta considerar el término de friend zone para asumir que, tras la gentileza de un hombre, se esconde el deseo sexual que la amiga provoca en este, el cual no es peligroso per se (no debería), sino que lo que se oculta tras esa supuesta cortesía sí lo sea, ya que no es genuina y está enfocada en la consecución de una recompensa sexual unilateral y no consentida. Es muy peligroso ponerse a pensar que, cuando ellos declaran que fueron frienzoneados, por defecto asumen que la amabilidad merece una respuesta sexual favorable para sí mismos, como si fuese un rasgo distintivo de ellos que merece ser premiado. Es peligroso porque asume que ellos son los hombres buenos y que los demás son malos, por lo tanto, esa bondad merece cuidado y retribución carnal. El subtexto es: fui amable contigo cuando podría haberte abusado sin más, por lo tanto, mi premio es tu cuerpo. Es peligroso porque refrenda el control de los hombres sobre las mujeres en sociedad dadas sus características de depredadores sexuales. Es peligroso porque asume que el cuerpo de la amiga les es propio y está a su disposición. Por cada pobre friendzoneado hay una mujer acosada. Esto es sin llorar.
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